viernes, 31 de agosto de 2012

¿Eres como la zanahoria, el huevo o el café?


¿Eres como la zanahoria, el huevo o el café?

Una hija se quejaba con su padre acerca de su vida y cómo las cosas le resultaban tan difíciles. No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.

Su padre, chef de profesión, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres
recipientes con agua y los colocó sobre fuego. Pronto el agua de cada uno estaba hirviendo. En uno colocó zanahorias, en otro huevos y en el último preparó café. Los dejó hervir sin decir palabra.
La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre. A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un tazón. Sacó los huevos y los colocó en otro plato. Finalmente, coló el café. Mirando a su hija le dijo: "Querida, ¿qué ves?"
"Zanahorias, huevos y café", fue su respuesta. La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias.
Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma. Humildemente la hija preguntó: "¿Qué significa esto, papá?"
Él le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo. Pero habían reaccionado en forma muy diferente. La zanahoria llegó al agua fuerte, dura; pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer. El huevo había llegado al agua frágil, su cáscara fina protegía su interior líquido; pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido. El café sin embargo era único; después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al
agua.
"¿Cual eres tú?", le preguntó a su hija. "Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes? ¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza? ¿Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable? Poseías un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación, o un despido, te has vuelto dura y rígida?
¿O eres como el café? El café cambia al agua hirviente, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor. Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor tú reaccionas mejor y haces que las cosas a tu alrededor mejoren.
Y tú, ¿cual de los tres eres?
Hermanos todos podemos reaccionar diferentes a las distintas situaciones. Pero si buscas del SEÑOR JESUCRISTO, EL te ayudara a ser café, para que puedas usar la adversidad para crecer y cambiar todo tu entorno. También te ayudará a ser huevo que cuando pases por los momentos difíciles, comienzas con una capa fina que protege tu interior sencillo, que dentro de si lleva algo importante, lleva un corazón. Y al pasar por el momento difícil sigue con su capa fina, pero lo que está dentro fue fortalecido. También te puede enseñar que si eres como la zanahoria que cuando pasa por el momento difícil se crees que es fuerte, que no necesita de DIOS y cuando la situación agudiza se ablanda y reconoce que es débil y que realmente necesita de DIOS.
Y tú, ¿cual de los tres eres? Todos somos diferentes y podemos reaccionar diferente ante el momento difícil. Pero en cualquier situación difícil es el SEÑOR es el que nos da la fuerza y es el que puede cambiar la situación difícil en bendición para ti. Busca de EL y no te apartes de EL. DIOS, te amo.



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