domingo, 6 de febrero de 2011

No hay porque llorar.

No hay porque llorar.

Salmo
42:3 Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche,
Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?
42:5 ¿Por qué te abates, oh alma mía,
Y te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío.

DIOS es nuestro amparo y fortaleza. Es nuestra roca fuerte y castillo fuerte. No dudes que DIOS esté aquí y que escuche nuestra oración. Espera y ve lo que DIOS va hacer. Su gloria y su poder se manifestaran y convertirá tu lamento en baile. Así que, No hay porque llorar. Solo confía, ora, alaba y canta a DIOS. Aunque no sientas el deseo comienza a alabarle y cántale a EL. Vera como vienen nuevas fuerzas a ti y comenzaras a ver la mano y la gloria de DIOS obrando. No hay porque llorar y confía que el día de tu salvación y tu milagro ya están ahí. DIOS te amo.



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