Con mis manos levantadas.
Sabes cuándo levantamos nuestras manos hacia arriba todo nuestro cuerpo queda indefenso. Estamos al descubierto, rendidos a la situación o persona. Así que cundo levantamos nuestras manos y nuestra mirada al cielo. Le decimos al SEÑOR que estamos rendidos ante EL. Es en ese momento que recibimos la fuerza y el poder para vivir y seguir adelante. EL llena nuestro corazón de su presencia. Llena de alegría y paz todo nuestro ser. Nos cubre cualquier necesidad, sana nuestras heridas y nuestro cuerpo, restaura nuestras vidas y nos arropa con SU INMENSO AMOR. SEÑOR te amo.
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